Domingo pfffffff...

...una medium con sueños metafóricos, un gringo ricachón que se viste de murciélago, Leonardo poniendo signos herejes en sus obras, jóvenes ambiciosos que quieren tener el dinero de Donald Trump, González tratando de ganarle a un robok, un puente que se lo lleva un río, un barco que choca contra un centro comercial, arreglos de pechugas, unos locos construyéndose una moto de la nada, etc.
...ordenar el escenario post dance revolution, lavar vasos y platos, pasar la aspiradora, comprar en el super, echarle arroz a las pocas lentejas que quedaban para no tener que volver a cocinar, alimentar los cobayos, pasear en PubMed, vegetar en un saco de dormir, comer helado Tres Leches, ordenar kilos de ropa, ponerme brillo en las uñas, etc.

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Así no más es la cosa


Tengo desorden de ideas, tantas cosas que al final terminan anulándose y siento como que no tengo nada en la sesera...

¡Vamos psicoterapia que se puede!

Confianza en las personas

El otro día en una reunión social llegamos al tema de la delincuencia en Chile, tema recurrente en este tiempo, una de las asistentes era española y nos decía que en España son super confiados, son de la idea de que si yo soy honrado, porqué no pensar que mi vecino también lo es. Es triste pero cierto, mi respuesta fue: cómo no voy a desconfiar?...yo conozco a mi gente. No es una cosa de tener fé en las personas, pero estamos acostumbrados a que la mayoría (no todos obviamente) trate siempre de sacar provecho de las circunstancias, de ganar aunque no sea de la forma más correcta. En el extranjero se conoce al chileno por sus lamentables habilidades "lanzísticas"... y qué pena, tenemos cualidades que también podrían ser reconocidas fuera y dentro del país.

Sin embargo, otro día en la tarde, cuando ya me iba a mi casa, con "ASÍ el diente" pasé a comprar unos quequitos y galletitas (el Xris siempre se ríe de mi abuso de los diminutivos) a un local de masas integrales cerca de la U, tenía 5 lucas y no tenía sencillo (una de las desventajas de ser tan pudiente) y el joven que atendía no tenía vuelto. Con mi cara de decepción y mi estómago lleno de jugos gástricos saqué 100 pesitos que tenía en uno de los bolsillos y le dije: bueno, me alcanza para una galleta. Lo que escuché a continuación me dejó consternada: Eres de la U? Llévate las cosas y págame mañana. Casi caí sobre mis glúteos. Salí del negocio comiendo una galletita, un poco confundida por el voto de confianza y pensando en que aun queda gente confiada en Chile. Obviamente, al otro día pasé a pagar la deuda y por poco paso a prenderle velas al lolo que me atendió el día anterior y me salvó de las garras del hambre.

De todo hay en la viña del señor, al igual que en Chile.